QUE MI CASA YA NO ESTÁ
Recuerdos tras una puerta,
que por siempre se cerró,
sobraba amor y alegría,
que nos dio la madre mía,
que la muerte me robo.
Cuando al volver del colegio,
mi madre etaba cantando,
llegaba en fantasías ebrio,
pequeño loco soberbio,
“pa” irle desordenando.
Cuando escuchaba en la tarde,
el porterillo sonar,
me llamaban los primillos,
pa jugar esos ratillos,
que ya nunca volverán.
El tiempo cuan guillotina,
hizo bajar la persiana
mató del repente el beso,
que de amor puro fui preso…
Nadie espera en la ventana.
Que mi casa ya no está,
con sus recuerdos tan dentro,
me la arrancó sin piedad
la excavadora del tiempo,
que la hizo derribar.
José Alfonso González Alfaro