La poesía busca saber,
busca solo una cosa,
saber,
atrapar en su ámbar
o en su almíbar
o en el vinagre de los versos
los mosquitos que han ido secándose
en los márgenes
donde la historia no se mira,
busca atrapar
motas de polvo
testigos de las cosas
amontonadas,
desparramadas,
sucias,
limpias,
festejadas,
olvidadas,
porque el mundo
también lleva zapatos
que van dejando rastros
que lo delatan.