Hay dos fuerzas poderosas dentro de mí que luchan entre sí. Una loca dualidad, una dicotomía, dos extremos se disputan entre el amor y el odio. Tan distintas pero imprescindibles como el agua y el aceite, como el día y la noche.
Una pulsión te ama y acelera mi corazón cada vez que te pienso. La otra es cruel, me incita a alejarte, a menospreciar tu presencia.
Una te espera, desea oler tu piel, acariciarte, besarte, abrazarte.
Otra rechaza tu fragancia, no quiere beber tus besos.
Una me lleva a cortejarte, a preparar la cena y el vino añejo para endulzar tus labios. Otra te cela y me susurra me cuestione cada vez que llegas tarde.
Una se acuerda de cada fecha y te agasaja con pétalos de rosas camino a nuestra alcoba. Otra me incita al olvido, me sumerge en la rutina, me ahoga en el hastío.
Una aviva el fuego, le echa leños cada noche, mantiene ardiente la pasión. Otra procura apagar el incendio, barrer las cenizas y cambiar de hoguera.
Una riega cada día las flores de tus jardines. Otra solo ve espinas y me pide las arranque.
A una le gusta estar contigo, compartir, reír, planificar, amar. La otra es despectiva, fría, narcisista y me incita deje de pensar en ti.
Una me inspira cada noche te componga una canción, regalándote los versos más sublimes del amor. Otra me embravece como el mar, escribiendo en cada verso que mi amor no te mereces.
Hay dos energías ambivalentes que subyacen en mí ser y no logro entenderlas. Solo sé que puedo decidir entre el umbral de mis deseos y en mi corazón, siempre ganará la pulseada, la pulsión del amor.
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Senti la necesidad de escribirlo cuando me sumergí en el mundo de la psicología. Me gusta mucho como explica estas cuestiones Gabriel Rolon. Te invito si gustas lo busques en youtube. En un video habla precisamente de estas dos pulsiones que todos tenemos, indiscutiblemente son adherentes a nuestro adn. Mi escrito es un análisis, primero de reconocer que somos seres dualistas en todo. El el final es un claro incentivo al amor. Que todos los seres humanos tenemos la capacidad de tomar las riendas de nuestra vida y apostar por el amor y no dejarnos dominar por la pulsión de muerte que es lo contrario al amor.
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