Protagonismo e importancia

Bailar al ritmo…
al ritmo de la aprobación,
al ritmo del aplauso.

Pendientes de la valoración,
¿Valgo más o valgo menos?
¿Más o menos que ellos?

Esclavitud tácita;
tiranizados por las ideas,
en un concurso perpetuo.

Cada mente valorando,
escudriñando la del otro,
comparando, murmurando…

La comparación carece de pureza,
de singularidad, de certezas,
impidiéndonos Ser.

La comparación es competencia;
socava desigualdades,
enaltece el sentido de importancia.

Elijo bailar al ritmo de mi consciencia,
sin ansias de protagonismos,
sin el protagonismo de la máscara.

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No se podría expresar mejor Nury. Totalmente de acuerdo.:ok_hand:
Un saludo

Gracias Carlos, un saludo.

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Bailar, siempre a tu ritmo. :+1:

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Buena elección, bailar libre y sin máscaras.

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Interesante poema. Muy bueno por lo contavertido del mensaje…
Toca realidades que conllevan sus pro y sus contras…
Porque todos los protagonismos llevan en sí su importancia y unos las tienen más y otros las tienen menos… Por ello siempre existirán las comparaciones ante multiples miradas, dependiendo siempre de los colores con que se mire.
Son inevitables y hay que aprender a vivir con ellas, aunque cada cuál las valore como mejor le plazca.
Lo más importante es valorarse uno a sí mismo, como planteas en tus tres últimos versos.
““Elijo bailar al ritmo de mi consciencia,
sin ansias de protagonismos,
sin el protagonismo de la máscara.””
Admiro y apoyo esos versos. Y te repito… Mucha tela por donde cortar

Muy bueno tu poema! Una reflexión profunda la que haces. En la vida que llevamos, en todas sus facetas…esa competitividad parece inevitable, pero hay que mirarse a uno mismo y pensar que somos únicos y mejorables siempre, seríamos más felices, seguro.
Un saludo cordial, compañera!

Suscribo lo dicho, Nury. Todos, en mayor o menor medida, giramos en virtud de diversos intereses. “Una sensación de mercer me persigue sin cesar/ un exceso de valoración que me llega a confundir…” canta Rosendo. Y creo que no se equivoca demasiado. Necesitamos sentirnos reconocidos, sentirnos humanamente importantes y para ello, por desgracia, a veces nos valemos de la comparación que nos destaque sobre el otro al que, previamente, hemos pretendido dotar de insignificancia dejando clara así nuestra falta de coherencia: no pudiendo elevarnos lo suficiente decidimos, entonces, coger unas tijeras con las que cortar toda ala que nos recuerde lo que somos. Algo parecido a lo que le ocurre al manso “camello” cuando escucha el portentoso rugido del “león” que Nietzsche expresó tan bien. Muy bueno, compañera.

Gracias Saltamontes, enriquecedor tu comentario.

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Siempre mejorables, siempre. Gracias María.

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Así es… Y cuando entramos en contacto con nuestra singularidad, amamos la de los demás, suspiramos y lloramos cuando la creatividad de los otros nace de su mejor versión para cada momento. Nos sentimos parte de su belleza, vibramos y nos nutrimos de lo que expresa, porque no hay miedo de no estar siendo también todo lo mejor que podemos ser, también en cada momento.

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Las gracias a ti, amiga
Abrazos