Pasa la luz
por el prisma siempre cristalino
de tus ojos grandes como almendras
y un arcoiris repentino
inunda tu mirada
y entrecierras tus pestañas abiertas
la luz roja dice
que cruces las lindes
que seas ruta y camino
que seas la distancia que se acorta
entre dos bocas absortas
la luz naranja susurra:
amanece conmigo
sé
la mujer con la flor en el pelo revuelto
la ropa desperdigada en el suelo
la sombrilla enloquecida por un viento perfecto
la luz amarilla pide
asesinar la luna que proyecta
las sombras siempre agrandadas del dolor
verter la última lágrima
la que llora siempre, quieras o no
la luz verde aconseja
que dejes que el buen tiempo sea lento
que el calor de Agosto perviva
entre naranjos y olivas
que recuerdes que las curvas fueron hechas
para recorrerlas deprisa
la azul premoniza:
antenta al doblar la esquina
no vayas a perder
ese amor express
que dibuja por azar
un corazón en tu café
la añil recuerda
cómo tu corazón palpitaba
como un cilcista subiendo el Tourmalet
aquél con el maillot amarillo
y tu nombre escrito en el envés
la violeta esgrime
la muerte de tu fragilidad
la fuerza naciendo
justo de tu oscuridad
el fin del silencio
tu oleaje vital
salpicando de espuma
las rocas y el mar