Tuve un lienzo en blanco
y un pincel de tiempo.
Acuarelas de colores
entre los dedos de las manos,
y unas ganas de poner color al día,
a la noche,
a la luz
y hasta a los miedos.
Tuve un querubín en los ojos
y una mariposa en el estómago,
un vestido tornasolado.
Unos zapatos alados
y unos guantes sin costuras.
Un pecho transparente
y un sueño posible.
Después…
tuve un infierno propio,
un oscuro en mitad del claro,
un no sin un porqué,
un reflejo vacío,
y un abismo a dos centímetros.
Un espacio sin tiempo
y un grito sin voz…
Y desperté…
y tuve una palabra
y un gusano de seda
para construir mi casa,
y un reflejo gastado
con costuras nuevas.
Un mañana sin clavos
y un camino sin huellas…
Tuve un lienzo en blanco
y un pincel de tiempo.
Acuarelas de colores
entre los dedos de las manos,
y unas ganas de poner color al día,
a la noche,
a la luz
y hasta a los miedos.