Pensé en no pensarte. Planeaba pasar mi pegajosa pena postrado, y parado con pies de plomo priorizar para no perturbar la pletórica paz que pareciera pertenecer al preciado país del placer.
Pero parece que pienso pensarte. Para poder presentar mi proyecto paliativo es posible que parte del pulcro y perfecto plan principal se pueda partir por popa y proa, provocando pérdidas y penurias pintadas de pretéritos perfectos presagiados por las putas Parcas en las profundidades del paraíso prohibido.
Si me permites pensarte puede que te pida paciencia y puede que parezca con prisa. El primer paso puede ser probar el peligro en pequeñas pizcas de placer presentadas (de postre) en píldoras para principiantes que pretendan poner a prueba la potencia y potabilidad del patético proyecto que pudiera parecer la potente partitura de un preludio para piano preparado y percusión, pero que es la punzante prosa del poeta de las pupilas plateadas que no para de pintarse la piel de puras palabras.