Cuando el instinto salta poderoso
razón no existe nunca que lo frene,
ni respuesta veraz que lo serene
que cauto lo mantenga en su reposo.
Quizás de mis preguntas soy celoso
y no hay cosa que tanto me envenene,
que responda quien menos honra tiene
mientras escapa de su propio acoso.
Pues cuando el hurto se convierte en vicio
justos hoy pagarán por pecadores
sin que ningún poder ponga reparo,
porque siendo cualquier hecho ficticio
hoy se mueve el ladrón de mil amores
al delinquir con el mayor descaro.
Luis Pérez,