Quedan restos de luna que se marchaba…
Cipreses para recuerdos crónicos, sabor a primavera,
un lápiz con clemencia demencial
y nombres… posándose en la mesa.
Busco lugar a los deseos, cambio cosas de sitio…
A dios le doy conciencia, al diablo alma.
El oráculo responde con colores, matices distraídos,
paciencia… posándose en la mesa.
Quiero un arcón de sueños, el tono en la palabra…
Cerrar promesas como llueve y escampa
en una gota libre que me quedaba,
el segundo de amor… posándose en la mesa.
No pido más tinta amarga, huesos de anteayer…
Una mota de polvo , por terminar en esencia;
Nada ha cambiado, como la canción del necio
y su sangre posándose… en la mesa.
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Es la esencia que das, palabra a palabra, signo a signo. Recobrar el sentido, la memoria plasma lo que necesitamos.
Buen poema!!!
Saludos, Pedro Manuel.
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Si a estos años no escribo desde donde quiero, apaga y vámonos…He pagado con creces ser como soy.
Gracias por tus comentarios.
Saludos
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La memoria es un acto repetido a secuencias donde nos volvemos a encontrar, a partir de ahí establecemos nuevos parámetros, decisiones, pero no despojamos lo que hemos sido.
gracias , Martín.
Saludos
Gracias a ti, amigo.
Un saludo
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Cuando quedan restos…hay dos opciones: barrerlos, tirarlos por la borda y desecharlos o aprovecharlos para hacer con ellos un nuevo y resistente material de obra.
Tú elegiste la segunda, aplicada a la vida y a la poesía.
El resultado…un hermoso poema.
Buen día Pedro, con sonido de lluvia…
Abrazos, paisano!
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Con barro y agua …la vida hace puentes, la muerte los pasa…y en ello estoy mientras pasa el tiempo, buscando distancias…
Gracias otra vez…
Abrazo
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!!