Cuando veamos a la mujer
como persona única y especial
sin lazos ni colores
y la respetemos por lo que es en sí
en cuerpo y alma
y apreciemos su sensibilidad,
su capacidad, su esfuerzo,
su mentalidad, su lucha y su trabajo,
dejando de lado los prejuicios,
las costumbres arcaicas,
los convencionalismos,
los credos alienantes,
los fascismos, machismos
y demás egoísmos
y valoremos su personalidad,
su singularidad,
sus sueños, su integridad y su libertad.
Entonces podremos decir
que la mujer es libre.
Imagen by Pintarest