¿Por qué esa fascinación?

Hay una belleza nazi que el hombre guarda entre los pliegues… lo oculta y lo mezquina de los nudosos dedos de las viejas temblorosas, esas sancritobalenses con fama de ser golosas.

De las bocas escarlatecidas que babeando largan hilos de agua.

De la envidia de los otros que como él, poseen sus desbellezadas setas, no tan rectas ni voluminosas, sino más bien como la hoz que se distiende en curva pura.

¿¿¿Por qué hay tanto horror en su Medusa sin pelos, des-serpientada??? ¿¿Por qué les petrifica su calor de muerto??.. ¿Por qué abre el apetito esa tensada forma de relumbrez al lengueteo inexistente?

Parece que nunca se han mirado ante un espejo sin bragas… ni hubiesen reconocido en sí, la hermosura de su propia Medusa.

Parece que nunca se hubieran hurgado la parcela del jardín… la palidez rosácea de esa flor anómala —torcida, venosa, desespinada, desentendida, desterrada— que pareciera un extraño apendice, allí, a venir a morar parasitario.

¿¿Por qué causa tanto horror ver levantar al Muerto en lo que sería la fisiología de una función muy sana y deseable??

¿¿Por qué tenemos ojos que miran demasiado y accidentalmente —de reojo— contemplemos la grandeza de cuernos en flores inhumanas, que se yerguen tiesas y vomitivas, expeliendo las semillas de sus propias galaxias, y aun estando así, reposada y grandes, como en un sueño inducido, vuelven a fenecer su cruenta belleza??

Llave de carne tibia, odiada, temida, amada, envidiada y por ende idolotrada siempre… y cual si fuese el ariete o un cuchillo en brasas, hiende en dos la melocotonidad de la rosa primitiva, allí en el umbral la puerta sangra, ofreciendo así su tributo.

¿¿Por qué tanta fascinación en lo que bajo un tibior se oculta, durmiendo sepultado y ajeno de todo entre los bluyínicos pliegues??

¿¿¿Por qué esa fascinación???

Chane Garcia.
@ChaneGarcia.

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¡Chas gracias!.. Me sorprende que digas eso que dices porque este texto tiene la rustiquez de un boceto… es poema sucio como los suelo llamar —limpiar poemas es la excepción en mí… Yo me conozco: Una vez, fregando la loza, así, de repente, me llegó el terceto de un poema dado acerca de una mariposa que felaba a unos tulipanes enrojecidos… Yo en vez de dejar el poema corto, empecé a limpiarlo y a refinarlo aún más… Cuando vine a darme cuenta ya tenía 13 versiones distintas del mismo poema inicial que comenzó con tres versos y me volví un ocho tratando de escoger cuál de las trece variantes era la que más me gustaba y dije: “No… eso de limpiar poemas es una vaina que me desgasta mucho”, y, por lo general, yo dejo mis poemas-bocetos estando crudos, sin editar o… editándolos lo menos posible—. Saludos.

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