La indómita frente aguanta el embiste
de las tropas que vengan.
En esta era que prospera de falsos profetas
también no me incluyáis.
Que todo sea como ahora el quitarse del disfraz
que nos asola y nos vuelve desgraciados
a los pocos que aún estamos
por aquí rondando atrás.
Empezando a deshonrarme yo al fin me vi capaz
ni tampoco es por algo que lo repita otra más
sin ver auxilio en unos labios apretados
que beso sin embargo por si algún alivio dan.
Nunca supe que estar vivo sería mucho testarudo
y yo por eso es que anudo
una situación a otra infame
bajo la presión del rudo contexto
y almas que me invaden.
Es un ruido muy grotesco
al que me acostumbraría acaso
aún pudiera retenerlo
en el momento exacto del asalto
a lo alto reluciente
que sostiene el cielo allá
a punto de ofrecérsenos.
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