El sueño ha terminado
para todos nosotros. Se ha acabado.
Las estrellas han muerto para siempre.
Sólo un fulgor marchito,
un eco fugitivo, ya apagado,
ilumina la noche interminable.
Seguimos adelante, sin embargo,
con esa honda alegría
del que ha perdido todo
y vive su tristeza como un don,
aceptando que el polvo del camino,
la súbita conciencia de un destino,
no son más que un reflejo
de aquellos universos que no existen.
Me encantas!!! !
El sitio desde donde datas la memoria, lleva escrita la crudeza de la realidad…pero no hay opciones , aceptar es un principio a la sonrisa que también quedará supongo, grabada en el espacio de los espejismos.
Muy bueno, como siempre.
Saludos
Tremendo poema. Destellos de melancolía y resignación.
Contrastas la oscuridad con la aceptación serena de la tristeza como parte esencial de la vida.
Me intriga mucho la esencia de tu poema, pero lo desarrollas con un lirismo espectacular.
Una maravilla de poema.
Aplausos muchos para tu talento.
Muchas gracias. Me alegro que te guste
Un saludo.
Nadie pudo haber sentido e interpretado el poema con mayor exactitud y certeza. Muchas gracias por el comentario. Saludos.
La vida es la constatación de la honda experiencia de la melancolía, de la saudade; ese particular estado para el que nuestro idioma no tiene un término específico.Muchas gracias por tu intenso comentario. Un saludo.
Muchas gracias por tus amables palabras. Me alegro que te guste. Un saludo.