Escondo
unos poemas inconclusos
en las curvas de tus labios,
para días sin inspiración.
Guardo
unos soles en tu ombligo,
para días fríos.
Tengo
tus noventa y nueve sonrisas,
ocultas en los rizos de tu pelo,
para días tristes.
Mantengo
trescientos besos tuyos
en mis párpados,
para días sin tus labios.
Guardo
unos cuantos erices de tu piel
en las yemas de mis dedos,
para días sin caricias.
Escondo
media onza de tu humedad
en la punta de mi lengua,
para días amargos, sin miel.
Oculto
tu tercer orgasmo,
el de aquella noche de invierno,
en mi garganta,
para días sin tu carne.
He guardado
todo el esplendor de tu belleza
detrás de mis pupilas,
para transmitirla a mi nervio óptico;
y que este la envíe
a mi decimotercera neurona,
la de la memoria fotográfica;
para revelarte
en el cuarto oscuro de mi alma.
Para los días sin tu presencia,
cuando te hayas ido
con el viento del olvido.
No dudo mi querido Alejandro que algún día, estos poemas ocultos te harán sentir vivo.
Hay que sembrar recuerdos para no sentirse sólo.
La soledad sin recuerdos…
¡Bellísimo poema!
!Maravilloso! Un recorrido numérico, donde las cifras abren caudalosas metafaoras y el eje motriz sustentado por impresionantes hipérboles despierta la imaginación del lector. —Apalusos.
P.D. Las prensas estan ansisosas por imprimir tu nuevo poemario.
Realmente es un precioso poema, todos tenemos necesidad de guardar recuerdos para cuando llegue el frío invierno, tu poema lo expresa de una forma maravillosa.
La remembranza convertida en anhelo y refugio venidero. La imagen de ella perfecta incorruptible. Que linda y curiosa métrica mi querido y respetado Sensei Alejandro.
El corazón oculta unos sentimientos y vivencias que solamente la poesía es capaz de transmitir, de manera que no parezca cursi. La poesía es capaz de dar vida y luz a los sentidos más recónditos y escondidos por el alma.