Ahora no escribo versos
porque en los renglones de tus labios
acaban todas mis letras
y se juntan en sílabas cabales
amalgamando las horas
en un enredo de piernas
que se repiten en el sueño.
Pero si de una metáfora nace el amor
te pensaré hasta la muerte
y mi vida será el poema
que nunca pude escribir.
Caminaremos tanto
que olvidarás tu nombre
y los hijos de tus hijos
se parecerán a mí.