Te veo paseando solitario
con mi bufanda tapando el miedo
y esa mirada en el silencio, que se pierde
por las nubes.
Hace frío.
Tiempo de otoño que cede paso al invierno;
en tus pies, sin embargo, es primavera.
Primavera sobre un suelo de sueños
inestables.
¿Empiezan a abrirse los abismos de la tierra?
No sabías que solo unas horas separan
la nieve del reflejo del sol en la ventana.
Tú siempre esperando el verano
y el verano está lejos, como el mar,
aquel mar con pinos en la orilla;
labios rojos prometían infinitos…
…
Doblas una esquina, sopla el viento,
un viento que dolía y que despierta.
Entre truenos y oscuros callejones
agradeces la sombra de un castaño,
¡tan lejos del tiempo el horizonte!
Del naufragio salvaste la sonrisa;
que no es poco.
Hay un poema en la palma de tu mano,
apretado lo guardabas hasta hoy.
Hoy yo lo escribo.