Poema fotosensible

Yo no puedo, no,
deshacer los nudos de mis brazos
ni enredar otros al cuello,
herir con hierro al hierro de mi pecho
o exponer al árbol (nudo)
ante su hacha;
yo no puedo delatar las ramas
(o raíces)
que me desatan de todo el mal del mundo.
El verso ahogará tus ocres ojos en el cielo,
se desangrará en el suelo el agua
por la herida de las rocas,
acariciará tu frente el sol en polvo
desgranándose por la ventana;
y este brazo de secuoya
se plantará con pieles grises
en el centro de la noche,
se plantará obelisco a tus amores
fatigando la sangre de las nubes,
llorando el brazo que aún se toca,
y petrificado y muerto por el rayo,
por la luz de otros ojos
que lo eleven,
entonces (solo entonces)
malearán mi verso las luces del extraño.

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Un bello poema, compañero! Saludos!