Poco me tranquiliza
que la Naturaleza, siempre sabia,
hoy actúe llevada por la rabia
bajo cuyos efectos muy poco se analiza.
Será que con el viento sin pegas simpatiza,
y utilizando su exquisita savia
le puede aún quedar bastante labia,
con la cual se organiza.
Pues de los vendavales ya previene
del daño impresionante que sin cesar le hacemos
a buen seguro todos los humanos,
porque ningún discurso de veras se sostiene
por mucho que a la lengua igual le demos
afirmando que somos virtuosos como hermanos.