El sol naranja del ocaso
muere en los paisajes
de tu tez morena.
El viento corretea en libertad,
incansablemente,
en los lindes de tu cuerpo.
Alborota y desordena,
mágicamente,
el laberinto de tus cabellos
de manzanilla.
Pienso en la belleza
de este lugar remoto,
en esta playa solitaria,
que parece ser sólo nuestra.
Pienso en este momento,
en el que no me importaría
que el mundo estuviera reventando
o que el fin de los días fuera mañana.
Nada carece de sentido,
si contigo estoy,
en esta calma
al alcance de un beso.
Si contigo estoy
en esta calma
con la caricia de tu mirada.
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Gracias, amiga
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Precioso poema, Paco!!
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