Sosiego de piedra vieja. Callejuela de tiempos perdidos y olvidados recuerdos. Piedra y peldaño, que te lleva a la infancia dormida y al reposo impuesto.
Padecitos verdes de vida, despierta en sus macetas, y arriba, vigilando un azul infinito. Tras las puertas los retratos amarillos, reposan en sus alacenas.
El estío dota de luz a las fachadas añejas. Y se iluminan los pequeños rincones que siguen esperando la vida y el tiempo.
Despierta al día la adormecida piedra. Luz estival
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Cómo viejos pueblos que han quedado dormidos en el tiempo, como un pueblo que se niega a morir, y sigue buscando luz propia para no desaparecer. Muy bueno. Abrazos
Esas casas de piedra congeladas en el tiempo de los pueblos ya abandonados o con sus últimos habitantes. Precioso Haibun para darle un poco de luz estival. Un abrazo!