La persistente
pesadilla nocturna,
vuela libre
sin quebranto,
se establece
en los muros
de mi alma,
desde donde abate
a mi pensamiento,
hundiendo su espada
en el pálido amor
de un corazón
que juega,
con ese momento
donde el brebaje
del afligido dolor
no duela.
Pippo Bunorrotri.