De la ciudad
que se esconde del mundo,
de los ruidos como rocas sueltas por la ventana
los amplios paisajes que se maduran por la tarde,
de los que conversan sus silencios
y los que de otro lugar aparecen
escuchando solo los ecos de un vacío corredor,
de las marcas que quedan en las calles
los que están detenidos en un lugar sin ellos
como personas aparecidas en la mirada
de un sol apenas dibujado,
de la esquina que rompe al andar
y los cientos de animales
que ya no corren tras el humo.
Bellamente evocas una ciudad que se retira del bullicio del mundo entre tus letras.
Nos obsequias versos donde los paisajes se maduran al atardecer y los silencios hablan.
Buen poema, amigo!! Esa ciudad ausente…
Buenos versos.
Un abrazo
La ciudad es una esponja seca permanente, nutrida en horas puntas…al morir estas, solo quien observa, verá el silencio de los bancos, los pasos que aún siguen bailando en el asfalto hasta peregrinar al caos del cosmos; una hoya vacía cuando se sirvió toda la comida; sin memoria y sexo, solo los ojos y el recuerdo de quien ose usarlo, darán fe de esas personas aparecidas…
Me ha gustado
Saludos
Qué barbaridad de poema, cuánta belleza y qué certeza! Grande, Héctor!
Alejandro, muchas gracias por tu lectura y palabras de compañía de los silencios que hablan.
Un gran saludo.
Paco, muy agradecido con tu lectura y comentario.
Un gran saludo.
Pedro, te agradezco la lectura y el hermoso comentario.
Un gran saludo.
Tali, muy agradecido con tu comentario, siempre.
Un gran saludo.
Que mirada más poética recorren tus versos captando la esencia de la ciudad, poeta!!!
Gracias a ti. Héctor.
Igualmente
Muy agradecido, Ana María, con tu lectura y comentario.
Un gran saludo.
Bellísimo poema, Héctor.
Es como la descripción de un ensueño.
Abrazo
Muy agradecido con tu lectura y comentario, Wallace.
Un gran saludo.
Bello poema de una ciudad que declina…
Abrazos, Héctor.
Muchas gracias, también desde la ciudad se aprecia un mundo, María, gracias también por tu lectura y comentario.
Un gran saludo.