Pero pude ver dentro de ti,
miré tu alma,
escuché a tu corazón cantar,
y al hacerlo supe que cantaba para mí,
para transmitirle a mi corazón calma.
¡Bendito sea mi Dios y su bondad!
Quien al ver la tristeza que me gobernaba
me permitió verla sonreír,
y su sonrisa alegró mis días
como el sol alegra el alba.
II
Rosa digna de los jardines de Versailles
gracias doy al cielo los reyes
no te han descubierto,
tu perfume, tu esencia, tus colores
alegran al mundo, como a los pobres
la esperanza nos alegra el firmamento.
Gracias amiga Artemisa. Traté de escribir el poema de una forma sencilla y con un toque religioso, quizá por eso la similitud. Le envío un cordial saludo.