Los caminos largos
de paso lento,
la pupila inerte
en minutos muertos.
Las manos suaves
en libros viejos
cerrados pronto,
antes de tiempo.
Las nubes grises
de pronta lluvia,
los pies en charcos
de calles sucias
donde otra rosa
se puso mustia,
y me miraban,
era mi culpa.
Perdono el disparate.
Todo el disparate.
De tantas horas
mirando el cielo
al rombo de Orión,
a Sirius, a todo el perro,
mientras un árbol
de tronco negro
guiñaba una flor
que ahora espero.
Las metáforas gastadas
en poemas malos,
que gritan, torpes,
un intento vano.
La mirada gratis
a ojos caros,
que les di luces
y pestañaron.
Perdono el disparate.
Todo el disparate
que ha sido mi vida
por llegar a este punto,
y escuchar tu risa
caminando juntos
por las aceras
de los suburbios.
Todo un espectáculo visual desde la constelación hasta la inclusión de la mirada en la espiral inflacionaria. Esperaremos que los ojos se pongan más baratos, se que algún día, bajarán de precio.
Aplausos Josele.