Así de inconveniente aterrizó en mi orilla,
la sombra de mi sombra,
la vida de mi vida.
Tenía preparado el sur en un bolsillo,
viniste a hacerte luna,
viniste plena y con la sangre viva.
Viniste sin maletas,
con las venas abiertas,
y en el pecho un libro de cuentos.
Así se hicieron los veranos en el patio,
crecieron juntos el trigo y los espacios,
seguimos siendo niños perdidos entre abrazos.