Terminado el funeral
no hubo ninguna sorpresa
mi alma escapaba, curiosa,
de su cárcel terrenal
a la patria celestial.
Pero en lugar de ascender
lo que hacía era caer
hacia un profundo agujero
allá en el espacio oscuro
sin lograr nada entender
Y mientras se despeñaba,
allí arriba, suspendida,
de hermoso azul ataviada,
esa esfera la miraba
y el enigma desvelaba:
Que en la tierra estaba el cielo
y que el cielo era un señuelo.
Mi pobre alma equivocada
sin destino, sin morada.
Qué terrible desconsuelo
Muy sugestivas esas letras, que a lo largo de la existencia del hombre, de una forma u otra, nos preocupa dónde vamos a parar…
Tu poema es un grito teñido de cierta ironía: "¡vivamos…!"
Que terrible desconsuelo
Es la aflicción del poeta
su alma subio la apuesta
En la altura de su vuelo
Pero transcurrido el duelo
No arribó nunca al palacio
Prometido en el prefacio
De la escritura consabida
Y se quedó suspendida
En el limbo del espacio
La estrofa que ahora encauso
por su buena ejecución
y de todo corazón
A usted le doy un aplauso. Aplausos