Escondo un cielo
a cada lado del infierno,
vivo en su extremo,
arriba y abajo despierta
con una cuerda en el cuello
de piedras preciosas
y color amarillo,
a un lado el invierno,
al otro la memoria;
y las horas llueven sin calendario
en ese insomnio de intermedios
que me duerme sin saberlo;
y ardo en sudores fríos,
pierdo el conocimiento
en la sonrisa de un ángel,
cada vez.
aiii, mi Walla, tú sabe que yo talleres no puedo dar, si toi aquí aprendiendo (y no es modestia lo que digo)… podemos quedar a tomar algo, eso sí
Muchas gracias, bonita, me sacaste dos sonrisas, una a cada lado
un artificio ideal el de ser ese angel que duerme en ese espacio “aparentemente” vacio de una cama que es la vida misma. Bendita la sonrisa esa que cuando pierdes el conocimiento te trae de vuelta; y entonces sonries tu… porque en esa ausencia te sentiste feliz, en una libertad no anticipada por nadie…
… porque escondes un cielo al otro lado del infierno… y yo me aventuro a ir en su busca!!!