Pastor que pastoreas estos pastos
con tu largo cayado, sin callar;
y el espino que amarga y el pinar
muestras tanto a injustos como a castos.
Cordero que has corrido de los fastos
y haces correr los ríos hasta el mar.
Pescador… ¡qué miseria has de pescar,
rey de reyes virtuosos y nefastos!
Si tuviera un rebaño y agua fría,
y antes lecho de paja que tisú,
por dones de tu mano regalados;
y en ti creyera por tan solo un día,
te esperaría como esperas tú…
muerto de amor, y con los pies clavados.