Pasó la brisa

Pasó la brisa,
cercana, del nordeste,
dejando besos.

Besó la piel
del niño y del anciano,
con devoción.

También besó,
al hombre y la mujer
que madrugaban.

Besó la brisa
la playa y las resacas
que despertaban.

Y las gaviotas
sintieron ese beso
en su plumaje.

Dejó la brisa
el néctar de las algas
por todas partes.

Y así la mar,
el mar que tanto quiero,
volvió hasta mi.

Abrí los ojos,
sintiendo el dulce beso
en mis mejillas.

Y es que la brisa,
llegaba tras el sueño
como un regalo.

Pasó la brisa,
de nuevo, en la mañana
con sus caricias.

Rafael Sánchez Ortega ©
23/03/25

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