Te amo… Languidece la tarde…
Las horas me poseen con pasión infinita
y me nutro del viento que pasa y me refresca.
Me acurruco en mi vientre como una golondrina
y me tomo la savia del árbol de la vida,
mientras tú te paseas como perro sin amo
por esos rinconcitos donde hace tanto frío.
¡Oh, pálida tristeza!
¡Oh, perfume cargado de tus besos!
¿Queréis que yo me quede sin tus besos de fuego?
¡Oh, adorno de mis noches!
¡Ruiseñor que se escampa en esta cabellera!
Me he quedado atisbando los soles del verano
para que entre el invierno…sin tocar el olvido.
Qué precioso poema, compañera. Cuánta nostalgia. Una se acurruca en sí misma como buscando amparo, y mira los soles para que el olvido no la encuentre.
¡Oh, pálida tristeza!
¡Oh, perfume cargado de tus besos!
¿Queréis que yo me quede sin tus besos de fuego?
¡Oh, adorno de mis noches!
¡Ruiseñor que se escampa en esta cabellera!
Me he quedado atisbando los soles del verano
para que entre el invierno sin tocar el olvido.