Voy con el corazón pletórico de nombres,
con la memoria llena de galgos y caballos,
verrón y espuma en el camino,
hacia el sol que se pone
entre robles cuajados de agallas, “agogallos”.
El aire azul quema la piel sin fuego,
el ocaso cuelga de los árboles
sombras y reflejos,
sueños imposibles que llevan las palomas
en sus alas a las torres de la catedral.
El día parece solicitar una tregua,
la niebla borda ribetes de humedad en las piedras,
a un palmo se juntan el horizonte y la nada.
Esperpéntica valija de reproches y llantos,
la noche, violenta dentellada, cierra su quijada
y se envuelve en su capote de escarcha.
Sinceras gracias por leer siempre mis poemas. Y me alegro que te gusten. A mi me gustan mucho los que leo tuyos así que la admiración es recíproca. Un abrazo
El día parece solicitar una tregua,
la niebla borda ribetes de humedad en las piedras,
a un palmo se juntan el horizonte y la nada.
Ufff… que tremendo cierre.
Es una cascada fresca de versos exquisitos los que nos brindas en el poema todo. Quisiera resaltarlo todo.
Voy con el corazón pletórico de nombres,
con la memoria llena de galgos y caballos,
. . .
El aire azul quema la piel sin fuego,
el ocaso cuelga de los árboles
. . .
sueños imposibles que llevan las palomas
en sus alas a las torres de la catedral.
Que conste que llevo tres días de paseo pero tu andabas por otros lares. Me alegra mucho que te guste. Los lamentos I y II y metamorfosis, tb son de Honed y como verás no hay corte en las obsesiones , sigo tan obsesivo y obsesionado. Cosas de juventud Gracias amiga. Abrazo y buen lunes