Cae la tarde
sobre las agua del río.
El camino adyacente
serpentea solitario y terroso.
Yo camino sin rumbo
dejando a mis ojos
revolotear sobre los brotes verdes.
El ocaso se perfila
glorioso de llamas y nubes,
y el viento trae aromas nocturnos.
Se aproximan la luces nocturnas
que van buscando su sitio.
La estrellas llenando el firmamento,
las luciérnagas, el campo
y los locales reclamando clientela.
Desde el camino diviso el pueblo,
las luces… y se escucha el murmullo del río.
Preciosas descripción, como siempre, marcando tiempos , sosegadamente,
Me has dado una alegría, al saber que eres de esa tierra.
Qué tierra, amiga, la conozco bien. Mis padres son de allí. Tengo familia en Piedrahita, Narrillos del Alamo y casa en Puente de Congosto (Salamanca) por donde también pasa el Tormes.