Parménides

Acudo al mismo río a cada instante
con su fronda y sus trinos envolviendo
la danza de la esencia que va siendo
llama de viva altura y luz constante.

Ardida maravilla, desafiante
cascada de silencio que no entiendo
en la tarde que el plomo va fundiendo
la cigarra y su cántico estridente.

El álamo se mece en el reflejo
del agua que discurre en el espejo
inmutable que guarda la vivencia

del río; los azules demorados
de trinos de los pájaros amados
vigilando, precisos, tu existencia.

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Nos paseas con tus versos por la eterna filosofía y la bella naturaleza, poeta!!!

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Me alegro de que te guste

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