Parece sueño.
Parece fantasía.
Por la rivera van
de mis desiertos,
las palabras que el viento
suspendiera en los labios,
la fragancia de un puerto,
la vejez de los años.
Atrás se quedó un barco
encallado en la sal de la poesía.
Hoy que estamos sin tiempo
y acechantes,
las palabras no alcanzan
a conjugar el vuelo.
Dos pájaros se van en madrugada.
Detrás quedó una lágrima,
un barco azul en la rompiente.
Una palabra apenas
pudo rozar sus nombres,
sus canciones de barro…
Parece sueño.
Parece fantasía.
Alrededor, se nos desploma el mundo.
¿Adónde moriremos para nacer sin días?
De la cornisa al borde,
y en silencio absoluto.
El horizonte vierte su malecón salvaje,
y el salto es la esperanza
sin condición alguna.
Porque parece sueño.
Porque parece una ironía.
Dos pájaros se van en madrugada.
Y los versos no entienden
de arenas ni de horarios,
de cruces ni de espadas.
Por la rivera van
de mis desiertos,
las palabras que el viento
suspendiera en los labios…
Sólo silencio puedo darte.
La canción del océano.
El violín de la tarde.
El crepúsculo eterno.
Sólo silencio puedo darte.
Ahora.
Al filo del suspenso.
Los versos se resbalan,
y nos dejan sin aire…