Hay días de palabras tan rápidas
que el corazón se detiene,
la respiración se acelera imitando
los latidos que recuerda,
los pulmones hacen tanto ruido
que tiran de inhaladores
como si no hubiera mañana;
y los sentidos se disparan como el rifle
que escondiste arriba de la casa;
y como en la canción,
el miedo ya no existe,
las aguas se calman sin tirarles balas
y entiendes que nada que ocurre
no sucedió ya antes.
Aún resuena la melancolía en tus poemas, esa extraña combinación de tristeza y añoranza pero tu sabes como hacer que cosas lindas salgas de ahí, siempre que te leo me dejas sacas palabras y frases, por eso me encanta leerte.
Pánico cuando ya no pueda verte
Pánico cuanto no te lea y no siente
la necesidad de responderte
Pánico cuando tus palabras se
vuelvan silencio
Estoy contigo, existen esos días de pánico y zozobra…yo los siento al respirar. Pero casi nunca, llega la sangre al río y todo se normaliza…como si nada.
Los describiste bien en tu poema.
Pasa un buen día, mi Tali!
El miedo vuela libre, a veces te mantiene en guardia y siempre te hace daño.
Casi nunca ocurre lo que el miedo “quiere que pase”.
Que bién lo describes en este sentido poema.
Un abrazo Tali.
Y sí, María mía, nunca llega la sangre al río… ahí nos quedamos cerquita, por eso… No tengo agradecimientos suficientes para el cariño que sale de tus palabras…
Tus versos me recuerdan esos días sensibles que todos tenemos en nuestras vidas y que pasamos del ataque de pánico inicial a la calma final. Es un proceso interno que se asemeja a lo que destaco de tus letras.
Un abrazo Tali.
La puerta del pánico es muy grande pero el miedo es una criatura ínfima a la que sin duda se vence plantándole cara. Tus versos resultan tan elocuentes cono tu voz. La vida es siempre un paso adelante y no hay que mirar atrás.
Jo, gracias, Pedro… tan cierto lo que escribes, todo y que a mí me cuesta mucho no mirar atrás (entro en pánico por todos lados la mayoría de las veces)… en ese sentido, no he madurado mucho. !