Son
palabras
sin memoria
las que pronuncio.
Detrás del espejo,
sólo queda la noche,
espina de miedo y rabia,
para llorar por toda muerte
que todavía queda por vivir.
(En el bosque, a lo lejos, canta un pájaro.)
Son
palabras
sin memoria
las que pronuncio.
Detrás del espejo,
sólo queda la noche,
espina de miedo y rabia,
para llorar por toda muerte
que todavía queda por vivir.
(En el bosque, a lo lejos, canta un pájaro.)
Podría decirse que tu poema es un grito silencioso en la espesura, un eco de sombras que llora lo irremediable.
En tus letras, la noche misma parece escucharte.
Muchas gracias. La noche siempre está al acecho. Un saludo.