Las palabras son divinas
si miden tus intenciones,
si sobradas van de dones
explicando cuanto opinas.
Porque con dardos y espinas
igual salen de la boca
si quien tan mal las enfoca
hacer quiere mucho daño,
aunque nos parezca extraño
que el cambiar de excusa toca.
Sí que las palabras duelen
cuando lastimar lastiman,
aunque a veces rimar riman
y a salmos benditos huelen.
Ojalá nunca nos hielen
de cólera el corazón,
si dichas con rabia son
y perversas intenciones,
que basta ya de sermones
por zanjar esta cuestión.
Que nos sirvan de consuelo
las palabras se agradece,
si cuanto nos apetece
es pillarlas siempre al vuelo.
Que nos levanten del suelo
porque repletas de estima
no quiebren más este clima
en el que el mundo se hunde,
porque a menudo difunde
el caos que se aproxima.