A tu amor llegué desde el silencio
con la dulzura del alma reencontrada
con el cuerpo y la conciencia
de quien lo quiere todo
sin esperar ya nada
aprendí a darte forma en el espejo
a dibujar tu rostro una vez más
sobre el cielo infinito de la noche
y a bailar con este fuego nunca extinto
que me queda después de ti
Te quiero, si cabe,
como se quiere al amor mismo
como a la verdad que -al fin-
se revela por completo
Con la fuerza de un pájaro cantor
trinando entre las manos
como el ave errante
que encuentra -al fin- su sitio