Presagios
noctílucos,
que cultivan
perlas negras
en la nostálgica
huída del sol;
piel Rosalina,
cuando
en dulce despedida
sublima lágrimas,
para refinarlas
en hebras infinitas;
y cederle
cabellos a la luna.
Alquimia
en terciopelo
de carbones;
oscuro enigma;
dones explayados
en la verde
cromatina
del ósculo sagrado;
luz del enigma
nucleario
y su simiente;
crisol fundido
en manantiales
que se vierten,
con la sangre
que oxigena.
Consolidada cruz
de las diademas;
el llanto solar,
orífice del tiempo
en aguas que fulgen,
por las grietas
satelitales
de la antigüa
Tierra-Luna;
Abuela sacra
Y bendita!
Si el tiempo es oro. Necesitamos de su orífice para que nos regale la presea antigua de la madre e hija unidas en un solo ser.
Místicos y bellos versos!
Hermosa poesía astral !
Abrazos cariñosos, Silvia!