Olvidado me tiene a mí Cupido,
porque al no hacerle nunca mucho caso
dice que haciendo estoy siempre el payaso,
con todos los idilios que he tenido.
Quizás poco simpático habré sido
que abocado al desaire y al fracaso,
durmiendo ahora ya me veo al raso
con el ánimo triste y deprimido.
Quién sabe si al final a fin de cuentas
tirando voy a trancas y barrancas
ciego, mudo y veloz como un torpedo,
al ver que en el cariño las tormentas
juegan igual con negras que con blancas
que irreverentes son con cualquier credo