Olor de ojos

El precipicio nunca descansa
como la muerte arrancada
a los ángeles caídos
que prohibieron mis ojos,

entregado
a la evanescente rosa
cuyo alto laberinto
se desvela con yedra,

compelido en la arena torcida
y brumosa,
musitando si eras digno
de su sangre pasajera
al ser proclamada
una vigilia entera,

ofrecido
al verso más cruel
o a la desnudez selenita
de una esfinge
convertida en aroma
de desierto,

las historias verdes de tu boca
cuelgan desamparadas
de una raíz salvífica
que te separa de los dones
y consuman
la ceniza del silencio,

saliva arborescente de una chispa
el estigma favorito
del aire que respiras.

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El poema es magnifico, las metáforas grandiosas…
Estos que señalo me parecen especiales, marcando el núcleo del poema.

Saludos

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Gracias Pedro,
Saludos cordiales

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