Como ese Faetonte vanidoso
rogó cercar el globo y sus rigores…
temerario, entre crespos y esplendores,
rogué de ver el astro, el más hermoso.
¿Qué es el ser a la forma…? ¡Oh, griego odioso!
¿Qué es la luz, qué las sombras? ¡Ay, fulgores
de amor, que hacéis gacela y ruiseñores…!
¿El polvo haréis reñir con un coloso?
Demiurgo de belleza, ¡oh, no hay reproche!
Que usar tal molde fue gran osadía,
mas no habrá dos, jamás, de tal dulzor.
Quien mira el día ve tan solo noche,
y en ver la noche… ve tan solo el día.
Pues son, sus ojos, ojos del amor.