Donde quiera que halla amor
la bondad se reproduce,
y a discernir nos conduce
la urbanidad del terror.
Por lo que será mejor
tender por el mundo puentes
de entendimiento, carentes
de toda animadversión,
si de todo corazón
somos de verdad conscientes.
Ojalá que las banderas
alegren la convivencia,
y sirvan de referencia
para entendernos de veras.
Pues de buenas a primeras
cualquier gresca se levanta,
si quien tira de la manta
exige sus intereses,
hasta ver que los reveses
nos aprietan la garganta.
Porque habiendo quien opina
que la vida del vecino
le importa igual un pepino
fácil que busque propina.
Pues para soltar su inquina
de manera tan grotesca
yo diría pintoresca
requiere cobrar venganza,
mientras en plancha se lanza
por si algún que otro plus pesca.