¡Oh! Soledad, soledad,
sinuosa como el viento
eterno silencio
de sueños infinitos,
que emergen
del océano del olvido
de tristes recuerdos.
Tú, soledad, que habitas
en el abismo del pensamiento,
que surges de la nada
para atraparme
en el vacío del todo.
En el que el poeta,
en el ruido de la noche
escribe sus sonetos, sus estrofas,
sus versos de poeta,
que al alba, como golondrinas
vuelan en libertad,
en el que el escritor
en la penumbra de su cuarto
escribe su prosa
que un día desfilara
en el país de los sueños de otros.
¡Oh! Soledad, soledad,
que el silencio,
del escritor, del poeta
sus momentos de silencio llenas
de desconocido aprendizaje
buceando entre los recuerdos
de sentimientos perdidos,
de deseos soñados,
de risas escondidas,
de lágrimas olvidadas,
de susurros extraviados,
deja que mis versos
surquen el viento,
deja que mi pluma
acaricie el dulce torso de los sueños,
déjame abrazarte
en el silencio de la noche,
para que las palabras
de mis sueños,
de aprendiz de poeta,
de escritor aspirante,
vivan en los sueños de otros.
Pippo Bunorrotri