Oda del suspiro

La semilla de trébol
pinta un espejismo idilio,
un enigma descalzo
pausa el silbido de la ventana.

El alba baila tango y boleros
mientras mis huellas;
pintando franjas pálidas,
mis pasos bajan sus persianas
y los centímetros desvanecen.

Mi nostalgia desnuda,
mis suspiros ebrios rezan
tu ausencia ya no respira
son inútiles los salvavidas.

El calendario un diluvio
de días en burbujas,
mi voz…
se devoro mi última palabra.

Los faros salpican ecos,
el paraguas averiado
y el espejo aún vigila tu empaño
como una estatua sin amparó.

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