“Dijo Dios: «Bullan las aguas de seres vivientes, y vuelen los pájaros sobre la tierra frente al firmamento del cielo». Y vio Dios que era bueno. Luego los bendijo Dios, diciendo: «Sed fecundos y multiplicaos, llenad las aguas del mar; y que las aves se multipliquen en la tierra». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto”. (Gen. 1, 20-23).
Águila en vuelo es el pensamiento,
ave que surca aires adivinos,
ojo avizor de espacios y destinos
sobre las libres alas de los vientos.
Pez en el agua es el sentimiento
emboscado en abismos submarinos:
monstruo, quizá, de instintos asesinos,
o hada de beldad y encantamiento.
Y así mi vida vuela por mil mares
suspendida entre “pájaros y peces”,
por cielos de engañosos avatares,
sobre olas de emoción o insensateces.
Razón y amor serán mis luminares,
equilibrio en el ser, una y mil veces.
Muchas gracias de nuevo, María. En la búsqueda de ese equilibrio se encuentra también la belleza de la vida, digo yo… (aunque ya no me ha cabido en el soneto). Saludos cordiales.
Preciosos versos que amplían la paz de las miradas en la divina contemplación de los seres vivos en su ecosistema, cuidemos nuestro hogar que muchas veces el ser humano maltrata, poeta!!!