¿Alguna vez, a través de los años
por los que has transitado
has añorado el rostro
de aquel primer amor amado?
¿Te has lamentado en ese instante
del silencio que es sosiego,
en medio del dolor de esas horas
donde la intolerancia es terquedad?
¿Has implorado por el sueño del olvido,
aquel que despertó la frescura inocencia
de tu deseo, de tu pasión desconocidas,
tanto que ni sueño te dejaba,
que nada te parecía demasiado?
¿Hace mucho, quizás demasiado,
que aquel amor amado
transita como vagabundo desterrado
en la memoria, y te dan miedo
esas ilusiones del recuerdo?
Sabatiza hoy;
que en la quietud
mantendrás
la añoranza de tus anhelos.
Nuca es tarde para soñar
sin temor al sigiloso despertar
de una vida que se desliza a ciegas;
llena de dolor, pena y despojos.
Al despertar de tu sueño
piensa en la fría quimera
en lo grato que es tu amor
en el ardor de tu corazón.
Porque en los labios que encontraras
en tu despertar hallaras la ternura
de lo que tu corazón oculta;
los anhelos de esa añoranza insatisfecha.
Pues nunca es tarde
para olvidar la añoranza,
y recuperar la esperanza
de lo que esperas
y ansias.
Recordaras, el dibujo
de aquellos besos amados
y el frio desconsuelo
que en el recuerdo dejaron.
Recordaras, la sombra
aquel rostro amado,
su mirada, sus manos
y las caricias dejadas
y descuidadas.
Recordaras, la profunda herida
de angustia y tormento,
que causo su perdida
y el remordimiento que dejaron
tus besos y caricias, por lo intensos,
en el momento que fueron dados
y el sabor que en los tuyos dejaron.
Entonces parecía el amor eterno,
cuando en realidad, era el espejismo
de un sueño prematuro
que nació para morir en el alba
del despertar de una juventud rebelde,
que en el presente es inquietud.
El olvido es una bendición
y el silencio reposado
un nuevo renacer
del amor solitario,
que secreto no es.
Nunca es tarde,
ni el tiempo es demasiado,
para descubrir el amor amado
que de la realidad
hace un sueño eterno.
En el sueño del ayer
juegan los avatares del hoy
que puede ser realidades del mañana.
Pippo Bunorrotri