El tiempo mengua
los años pesan en los huesos
y sientes dentelladas en la entraña.
El pálido reflejo de una sonrisa etrusca,
hierática y extraña, los delata…
…
Nunca es tarde
para pisar más allá del mar
y huir de la muerte.
De apartar los rastrojos quemados,
despejar la maleza
que creció con los años
en tu bosque abandonado.
Y el viejo árbol…dé sus frutos.
Nunca es tarde
para estrechar manos pequeñas,
frágiles y cálidas
y dejarte llevar al mágico universo
de la infancia,
a respirar la ternura que olvidaste
en un rincón recóndito del alma.
Nunca es tarde para sacar
a pasear la sonrisa
y dejar que una lluvia, tibia y mansa,
acaricie tu piel.
Es tiempo de llenar tu desierto
y vaciar desengaños,
de proseguir el camino
y despertar del gris letargo
que se encierra en tu mirada.
Nunca es tarde
para abrirte a un amor
que no esperabas
en el filo del ocaso
y paladearlo,
como maná que cae del cielo,
sobre tus sienes de plata.
Nunca es tarde de beberte
a sorbos
la dulzura de unos besos
y creerte un abril…
cuando estás en el invierno.
Para que alguien
te diga un te quiero
y abrazar lo tangible,
nunca es tarde.
De recomenzar de nuevo
de romper los relojes
que marcan tu tiempo,
retardar el abismo
y un instante…
….sea infinito.
Abril 2022
“La sonrisa etrusca” es una hermosa novela de José Luis Sampedro que toca el tema del amor en la edad avanzada.
Su argumento:
Un viejo campesino calabrés, malhumorado y terco, llega a casa de sus hijos en Milán para someterse a una revisión médica que le detecta un cáncer. Allí descubre su último afecto, una criatura en la que volcar toda su ternura: su nieto de un año, que se llama Bruno, como a él le llaman sus camaradas partisanos y la conexión con él es inmediata. Y vive también su última pasión: el amor de una mujer que iluminará la etapa final de su vida concediéndole toda su plenitud.
El viejo profesor Sampedro, siempre dándonos hermosas lecciones de vida con su profundo conocimiento del alma humana.
Foto propia.