Yo me parto el coco
por sacar algo de brillo
a la vida que me toca
bien caótica hasta el delirio
y perder cuantas razones
alguna vez he poseído
si no hay más rastro de mí
cuando se torna todo en decir
de este fastidio
que es terrible…
Acaso algo hará que vibre
en sintonía con tus lazos
que me mueven a rendirme
ante el más temido ocaso
de mi parte tan sensible
que revive al sol cercano
en mi mano ya vencido
por el frío:
nuestras almas.
Es tal el embarazo
de mi causa al ser infame
y darme mi relevo
deprisa aquí en la frase
a que encaje con mi miedo
como siempre que se abren
las puertas del infierno
a nuestro paso
entre estatuas que son fuego
en la memoria de los astros.
Un día y otro el mismo caos
con el cansancio
de arrastrarme por el fango
habitual
a ver si caen
y se descargan
ya del todo
sobre esta nostalgia
naufragada en tantos vasos
como se arman de cristal.