Nocturno tarde

Cuando la tarde hunde sus manos
en el cielo de plantas y de sombras,
para que el último sentimiento,
oscuro como el sueño,
como el bostezo invisible de la muerte,
vaya entrando a la hora lastimosa y fría;
para que hundiendo sus dedos
en las llagas de ceniza
pueda nombrar su voz secreta
y decir, incansablemente,
que la herida cerrada
durmió al niño de polvo y de cristal.

Porque siendo ya fantasma
entre la Noche venidera
y siendo dolor entre el fuego,
la Noche
como una muerte esperada
aparece de imprevisto,
dejando atrás la tarde amiga y sonora
que el niño dormido acariciaba.

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